Por culpa de la inestable situación tuvo que volver a casa de sus padres al quedarse sin trabajo, y desde entonces no ha hecho otra cosa que esperar sentado en el sofá de su casa fumando porros hasta que una oferta de empleo llame a su puerta. La familia de Rubén ya cansada de la situación, se puso manos a la obra y comenzó a enviar curriculums de su hijo a todas las empresas de fontanería de Sevilla y al rededores. A los pocos días, para sorpresa de todos y sin merecerlo, un empresario se interesó por los servicios de Rubén y contrató a este para trabajar durante 3 meses en una obra de nuevas viviendas a partir del 1 de febrero.
Finalmente se acercó el esperado día y Rubén pidió por favor a su madre que le despertara alas 07:00 para ir a trabajar. “Cuando fui a levantarlo, la habitación apestaba a marihuana como de costumbre, puse música a todo trapo, abrí las ventanas y comencé a zarandearlo al grito de: a trabajar!” Pero ni caso, nos cuenta su madre. “Me decía que estaba cansado, que no quería ir a trabajar, 5 horas después se levantó, se puso la gorra de cani y se fue al parque con sus colegas de toda la vida a beber cerveza y seguir fumando porros, vamos un miércoles normal”.
Al día siguiente Rubén acudió a la obra alegando a su nuevo jefe que no pudo acudir al puesto de trabajo por que estaba muy cansado y agotado. Por desgracia para el y por suerte para el resto de fontaneros, la vacante quedó libre ya que fue despedido de inmediato. “No hay derecho, uno no puede estar sin trabajar 4 años y empezar así de buenas a primeras un miércoles cualquiera, la vida del parado es muy dura sosio, estoy cansado”.