La policía nacional de Santander está investigando la familia de un niño de 7 años después de que su profesora de matemáticas le encontrara un bocadillo de hachís en la mochila. La docente Nuria Fergó llamó inmediatamente a las autoridades para denunciar lo ocurrido, pero antes le quitó un trocito para fumarse a cara perro en el recreo. “Si la droga viene a ti, no eres el culpable” dice.
La profesora ha explicado a los policías que percibió un olor familiar en el aula, que le recordaba al aroma del hachís, por lo que una prima le había contado, y tras olfatear todas las mochilas de los renacuajos, en una de ellas encontró un bocadillo con 200 gramos de polen del malo. “Ya se que ponen, podían haberle puesto paquistaní o algún cogollito” Dice Nuria, que asegura que no tiene problemas con la droga “Los tengo cuando no hay”
Junto al bocadillo había una nota que decía “Espero que te guste, te quiere: LA YAYA”. Al parecer y según pesquisas policiales, la abuela, que tan solo ve de un ojo, se confundió de tableta de chocolate a la hora de hacer el bocadillo para su querido nieto, al que casi mata imprudentemente por sobredosis de cannabis. El niño se mostraba reacio en todo momento a soltar el bocata, ya que era Lunes y tocaba de chocolate, pero finalmente con un juego de despistes de luces consiguieron quitárselo para proceder a su posterior análisis. Ahora los focos están puestos en el padre del mocoso, de quien sospechan que se dedica al trafico de hachís del malo, malísimo, tan malo que la multa será el doble.