Según nos cuenta el emprendedor, todo comenzó la nochevieja de 2015 en la que salió sin ningún encendedor pero volvió a casa con media docena y se preguntó que hacer con ellos. Antes de devolvérselos a sus amigos y confesar la verdad, prefirió hacer subastas en Ebay con precio de salida de 1 euro.
A los pocos un días, uno de esos mecheros había alcanzado la puja de 13 euros y ahí fue donde se dio cuenta de la rentabilidad del negocio. “Al principio solo le robaba a mis amigos de confianza en plan de escaqueo disimuladamente, pero ellos no pueden abastecer la demanda, así que ahora voy robando mecheros a desconocidos o incluso revendiendo los que te regalan en el estanco”
Esta es otra prueba mas de que la crisis nos hace ser mas creativos e ingeniosos. Adrian ya está dado de alta en autónomos desde principios de año pero no descarta formar una sociedad limitada en un futuro cercano. La rentabilidad es máxima, todo beneficio.